
A petición de los Piedadenses que allá por los años 40 as y 50 as eran niños, que la gran mayoría peina canas y otros ya no peina nada por que ya no tienen que peinar; le dedico algunas líneas a los baños “Niagara” que no era otra cosa que una alberca de medianas dimensiones pertenecientes al parecer a la familia González Mena y se localizaba sobre el actual Boulevar Adolfo López Mateos y el Puente Cabadas; a la entrada contaba con una serie de vestidores en donde la niñez piedadense se cambiaba de ropa para cubrir sus partes nobles con un dizque calzón “Jaguayano” que no era otra cosa que un “tapa rabo”.
Se lo amarraban a la cintura, se lo pasaban por debajo del “Puente más Chico” y con el mismo cordón se lo amarraban a la altura del ombligo y esto era tirarse a la alberca y nadar y chapotear cuanto querían en una agua medio verdosa por la lama, la mugre o el color de la alberca no era raro escuchar anécdotas entre los amigos como la siguiente; Oye “mano” ¿por que el agua de aquel lado esta muy fresca y la de aquí donde esta mas tibiecita? Y le contestaba el compañero, pos será por que me acabo de orinar junto de ti “mano” y así por el estilo se escuchaban cantidad de bromas.
Eso si muchas veces agarraba uno cada “pie de atleta” que pa que le cuento; podía salir también premiado por la infección de la “nigua” que se alejaba entre las uñas de los pies o de las manos y que consistían en minúsculas bolitas de esporas y que nuestras mamás tenias que sacar cuidadosamente con la punta de una aguja con el peligro de que si se rompían regaban estas esporas por todas partes y resultaba peor; pero que importaba todo eso ante la alegría de nadar toda la mañana o toda la tarde por la minúscula cantidad de 20 centavos la entrada.
Luis Oceguera
Facebook
Twitter
YouTube
RSS